Pocas truchas y ríos en malas condiciones en el sur de Castilla y León al igual que sucede en los . cauces de las comunidades vecinas de Galicia y Asturias.

La apertura de la temporada truchera en la zona sur de Castilla y León ha resultado un desastre tanto en los ríos de montaña como en los regulados, muy altos de caudal y con aguas frías procedentes del deshielo. La zona sur comprende las provincias de Ávila, Salamanca, Segovia y Valladolid. La normativa autonómica de pesca establece el domingo día 17 como fecha de apertura mientras que en la zona norte, en la que se incluye la provincia de León, no se abre hasta el siete de abril. La fecha de cierre, salvo excepciones, es el 31 de julio en ambas zonas, por lo que la sur dispone de tres semanas más para que los aficionados puedan disfrutar de la pesca. El retraso en la apertura se debe a que en el norte, al ser mas frío, la freza se retrasa considerablemente, freza que puede ser dañada por los pescadores al pisar el lecho del río cuando todavía no han eclosionado las huevas. Sin embargo una gran mayoría de aficionados viene demandando que, si no todos los ríos, se abran al menos los tramos regulados de los ríos Porma, Órbigo, Cea y Sil, que se nutren en buena medida de truchas de repoblación y en los que las frezas se producen con un considerable adelanto. Además y en esta temporada la Semana Santa coincide con la última semana de marzo, cuando todavía la veda está cerrada. Esto supondrá pérdidas para la hostelería de las zonas trucheras, que reciben en vacaciones bastantes visitantes atraídos por la posibilidad de pescar a la vez que disfrutar de las procesiones.

Tampoco los aficionados que se desplazaron a las comunidades de Galicia y Asturias pescaron bien. El tiempo desapacible y ventoso, unido a las aguas frías por el deshielo, no son situaciones favorables para realizar una buena pesca. De hecho tan solo los madrugadores que pescan a cebo, cucharilla o ninfa (perdigones) consiguieron alguna captura, ya que las truchas apenas se movieron en las horas centrales del día. A la comunidad gallega suelen viajar en estas primeras jornadas muchos pescadores bercianos tanto por razones de proximidad como por el conocimiento que tienen de los ríos de Lugo y Orense, bastante parecidos a los bercianos en cuanto a la transparencia de las aguas. El Navia con su afluente el Doiras, el Neira y el Sil son los ríos mas frecuentados. Además la consecución de cotos de pesca resulta muy sencilla en esta comunidad, ya que son expedidos directamente por bares y establecimientos colaboradores ubicados a pie de río. Al principado de Asturias suelen viajar aficionados de la capital. Aquí la masificación suele ser el principal problema. Para pescar en cada una de estas comunidades es preciso obtener la correspondiente licencia, ya que no existe un documento de carácter nacional. En Asturias el salmón tan solo se puede pescar sin muerte hasta el próximo uno de mayo.

A la espera en León

La crisis económica se ha dejado sentir con fuerza también en el mundo de la pesca. Hasta que el siete de abril se abra la veda en la mayoría de ríos de la provincia leonesa, bastantes aficionados no saldrán a pescar. Hace años salir el primer día a Galicia o a Asturias significaba volver con la «cesta llena». En la actualidad los ríos de ambas comunidades tienen los mismos problemas que los leoneses y han sufrido, si cabe, una mayor caída en sus poblaciones trucheras. La situación de los cauces en León al día de la fecha no es nada favorable. Con los pantanos en un buen nivel, pero con posibilidades de retener todavía tan solo un tercio de su capacidad, los caudales discurren altos, pues la cantidad de nieve acumulada y el riesgo de bruscos deshielos, hace que los responsables de las Confederaciones Hidrográficas se muestren prudentes y estén desembalsando más agua de lo habitual. Los que no están regulados discurren bastante altos y con las aguas muy frías, pues el viento de las últimas semanas va provocando deshielos de forma acusada. Un cambio de tiempo con lluvias supondría que la nieve se derritiese de golpe provocando una fuerte crecida. El efecto de una crecida previa a la apertura suele ser positivo en el sentido que limpia los fondos, pero elimina la nieve acumulada en los neveros que garantizan el mantenimiento de los caudales en los meses estivales, especialmente junio.

Quienes se han acercado al río en estos días han podido observar que apenas hay eclosiones de insectos, que se retrasan hasta las tres o las cuatro de la tarde. Incluso en algunos ríos el movimiento es nulo. En estas condiciones resulta muy difícil conseguir alguna captura, pero no conviene olvidar que todo puede sufrir un cambio importante en las más de dos semanas que restan, aunque a la vista de la nieve acumulada parece poco probable. Quienes hayan sacado permisos de pesca para los primeros días lo tienen bastante crudo, salvo la excepción de Vegamián donde se consiguen magníficos ejemplares cuando el embalse está subiendo. En cierto modo la situación de los ríos da la razón a los partidarios de retrasar la temporada, pues en León las mejores jornadas se producen a partir de mediados de mayo cuando las aguas templan y los caudales se estabilizan.